domingo, 24 de junio de 2012

Primer pregón

La música siempre ha dado cuenta, buscándolo o no sus creadores, de un cierto contexto de producción. Guerras, religiones, movimientos sociales, sexuales, raciales, de conciencia. Desde psicodelias, desde la poética beat del rap, desde la trova, desde el descontento infértil del punk. Pulsómetro de presión social, termómetro de temperatura ambiente; siempre manifestación y a menudo materialización de cultura pop, de alcances locales o globales.


La producción musical alrededor del mundo parece haber sido desde siempre prolífica. Y en la época actual parece serlo aún más. El espectro de mezclas posibles con las notas de la escala musical es de orden exponencial y, si a ello agregamos la variedad de instrumentos musicales y “juguetes musicales” disponibles, una simple estimación de la cantidad de melodías que podemos degustar queda fuera de toda posibilidad.


Estas 2 cualidades de la música –su elocuencia y su “prolificidad”- hacen de ella un elemento privilegiado para mirar lo que pasa en el mundo, para observar lo que nos va pasando como sociedades, como países, creo no exagerar si agrego incluso “como especie”.


El rock que estalla en los 50, el pop y la psicodelia comenzando en los 60, el punk que en los 70 manifestaba el pesimismo ligado al efecto de la vida en sociedad sobre la libertad humana...el new wave que aparece luego, con ribetes intelectuales y artísticos, propendiendo a ocupar el lugar del punk pero dando cuenta de una heterogeneidad nueva. ..sin mencionar el apasionante trayecto histórico de sonidos como el góspel, blues, soul, funk, el rap…manifestaciones todas que constituyen documentos sonoros de sus épocas.


La pregunta que me hago es qué ocurre con nuestra época actual. Mi edad me permite recordar con claridad a partir de los 90. En mi memoria aparecen sonidos siempre asociados a algo; programas de televisión, noticias de importancia global, ideologías, destapes, pequeñas grandes revoluciones en algún grupo social, críticas a la política. En síntesis…me parece que la música de los 90 encerraba una gran crítica a las nuevas formas de vida, a un capitalismo ya maduro que marcaba pautas, rutinas y deseos.


En estos 12 años que van del nuevo siglo, sin embargo, no logro identificar en la música manifestaciones de esta naturaleza. Una buena posibilidad es pensar que la descomunal cantidad de música a la que internet da acceso es algo sintomático de la época actual. Que se está produciendo música desde fenómenos cada vez más individuales y por tanto más difíciles de expresar y compartir. No me conforman estas ideas y la pregunta sigue abierta y soberbia.


Una sensata esperanza que albergo es que los actuales movimientos de conciencia que están contagiando al mundo dejen su marca en la música de nuestro tiempo…Nacho Vegas en España lo hizo con Cómo hacer Crack, aludiendo a la crisis económica y social, y Anita Tijoux aquí en Chile sintetizó el sentido del movimiento estudiantil con Shock.




1 comentario:

  1. Interesante reflexión.

    Creo que la música, de igual forma que los distintos géneros y formas artísticas, expresan cada época, pero específicamente la problemática de cada época, lo que no se puede decir con palabras, lo prohibido, lo oculto.

    Con respecto a los 90', tengo una percepción algo distinta. En general siento que es un época, sobretodo en nuestro país, marcada por la apatía y la desimplicación, lo que también tuvo repercusiones en la música. Los 90', a mi modo de ver, fue la superación técnica de la música de los 80' (la podría pensarse como más pobre compositivamente), pero fue también el vaciamiento de su contenido. Para muestra un botón: fue la década de los "covers", la creatividad se adormeció.

    A diferencia de esto, siento que estos últimos 12 años se ha ido articulando en la música -nacional principalmente- un elemento compositivo más complejo, y también nuevo, sonidos antiguos pero que suenan renovados. Pero a su vez, creo que nuevamente aparece esta dimensión de contenido, despierta la conciencia y nuevamente se vuelve a sentir el malestar, ese innombrable que sólo puede ser expresado a través de la música y el arte.

    Jóse

    ResponderEliminar